Que el trabajo del comunicador cada vez está menos valorado y que la participación ciudadana en el periodismo se encuentra en auge actualmente no es nada nuevo.
Muchos culpan a la Blogosfera. Otros a la pobreza intelectual de los periodistas. Lo cierto es que las normas del juego están cambiando. La información ya no es cosa de uno; la información es de todos y por ello la mediación ciudadana termina siendo imprescindible.
Es cierto que el blog es un fenómeno de participación digital al alcance de todos que está combatiendo actualmente con la decreciente valoración de los periodistas en el mercado, pero de ahí a que sea la culpable de la carencia de la profesión queda mucho.
Comentamos en más de una ocasión que la crisis del periodismo viene dada cada vez más de la falta de profundización y de las pocas ansias de buscar y encontrar la noticia.
El blog sólo es una vía de escape. La mayoría de las personas que ejercen como periodistas cuentan con el suyo propio y admiten que se trata de un hobby, de una herramienta que les sirve de desahogo. Gracias a ellos pueden huir de la "censura" o línea editorial de los medios en los que trabajan. Puede interpretarse como una práctica que busca extender las posibilidades de la comunicación dentro de unas condiciones institucionales.
La naturaleza participativa de los blog representa tres desafíos:
1. Objetividad. La blogosfera pone un nuevo punto de cuestionamiento al valor de la objetividad. Si ya estaba cuestionado con la blogosfera lo será aún más. Es más difícil sostener la objetividad como valor periodístico.
2. Rol tradicional de gatekeepers. No significa que no haya formas nuevas de gatekeepers. Hay una evolucioón. Gatewatcher. No dedicarse a ser el que selecciona lo que es noticia y no lo es. Ahora es una figura observadora. Observar lo que la propia ciudadanía está redactando.
3. Responsabilidad y transparencia en su actividad.
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